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Da Vinci cubano

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martes, abril 25, 2006

José Martí

Les prometo volver al Apóstol con más, pero ahora sólo quiero compartir algo pequeño y lindo que encontré en una vieja edición sobre Martí de Jorge Mañach:

Nada mejor puede dar
quien, sin patria en que vivir,
ni mujer por quien morir,
ni soberbia que tentar,
sufre y vacila, y se halaga
imaginando que, al menos
entre los públicos buenos,
amor con amor se paga.

Mañach cuenta sobre la noche del estreno de Amor, con amor se paga frente al México literario y por supuesto el buen público le pagó con largos aplausos.

Algunos se van por la historia surgida de Concha Padilla, la hermosa actríz mexicana, en esta presentación de aquella época o en la obra literaria que se mostraba por primera vez y da una dramaturgia, otra, de nuestro Apóstol. Para mí el mayor tesoro, conózcase por donde se conozca, de llegar a Martí, es el empeño que penetra en el lector de ahondar en esas letras ricas, llenas de enseñanzas, polémicas; instigadoras, para aquel que quiere conocer de todo, pues de todo habló él.

A Martí se le conoce por sus aportes en muchos frentes: la valía de su literatura, de sus aportes literarios; de su previsión política, que tanto da a nuestra historia y al partido desde su creación, él como fundador, a nuestras luchas de Independencia. Lo cierto es que siempre se gana, y en mucho. Así que es una sugerencia del iceberg martiano, para nada frío, pero sí profundo e inmenso, cuando uno roza un verso, indaga y comienza; ya no se puede parar , es infinito el saber de que nos nutre . . .

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sábado, abril 01, 2006

Luis Suardíaz

Cada cosa en su momento. Sólo que a veces se escapan momentos irrecuperables como haber conocido a Luis Suardíaz y dejarlo pasar.

Debí aprovechar más su urgencia de vida, pues, él sabía que se le acababa y yo apenas lo supe cuando lo perdimos físicamente.

Siempre hay tiempo y tiempos: como el de su obra, el de su poesía, el de su presentación limpia, rápida, sin miramientos y el acercarse a mí, presentarse sin más y entregarme una de sus frases, dándome entrada a la poesía que hoy compartiremos.

En mi libreta de direcciones escribió entre teléfonos: Muero como he vivido, por encima de las posibilidades.

De su poesía un regalo:

Los clásicos laureles y los almácigos de la ciudad
caminan hacia los transeúntes. La noche reciente es
de un extraño violeta y será de un azúl relampagueante,
cuando resuene el golpetazo de las nueve. El invierno trajina
en las cúpulas predominantes y en los sótanos.

Está más alto que nunca el cielo.

Acaso es el momento de atosigar los pájaros dormidos,
bajo las ramas colmadas por la lluvia. Las ramas metálicas,
resonantes, de árboles cuyo nombre un día aprenderemos.
Aunque no habrá otros pájaros que tus manos no otro color
sino el tuyo entre las hojas. Una hoja cálida y fría
anda dentro de mí temblando y es tu ausencia.

Mejor será adentrarse en la sombre propicia de las cafeterías.

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