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Da Vinci cubano

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domingo, enero 25, 2009

Dulce María Loynaz


Muchas veces le digo a un amigo que tiene un abuelo longevo que no se preocupe tanto por sus cosas y sí que se ocupe, pues a juzgar por la ascendencia, le quedan muchos años de vida.

Él me replica que si llega más allá de la tercera edad NO quiere ser una carga, sino con lucidez y aprovechando la oportunidad del oficio de escritor que posee, uno de los cuales nos puede acompañar hasta nuestro deceso.

Dice que quiere ser como tantos autores que han fallecido con una fructífera vida hasta sus últimos años, y aunque Dulce María Loynaz no está entre nosotros físicamente la celebración del aniv. 106 de su natalicio, este año, me hace recordar a mi amigo y su pedido de creatividad.


Lo cierto es que la obra de la célebre escritora, Premio Cervantes en 1992, inspiró a Luis Leonel León a realizar el documental La gracia de volver, exhibido en la Sala Manuel Galich, de la Casa de las Américas, que ya va para medio siglo de fundada también.

Y si que es rica la vida de la Loynaz, pues basado en pasajes de Un verano en Tenerife, de la Loynaz, el documental recorre algunos de los lugares representativos de la isla, inmortalizados en esta novela de viajes. La gracia de volver es un homenaje en el que se entrevista a personalidades que la conocieron durante sus viajes a las Islas Canarias, donde aparecen también, poesías y testimonios en la voz de la escritora.

Tendríamos que agradecer, y este es el hecho, a Luis Leonel León, esta nueva mirada a Dulce María Loynaz pues Coordinador Adjunto del Proyecto Cultural En el Jardín, dedicado al estudio y la promoción de la obra y memoria de Dulce María Loynaz, así como la literatura y el arte de Cuba e Hispanoamérica, hace que la también poetisa y la autora de Fé de Vida, esté siempre entre nosotros y nos regale de su creatividad y esperanza aún en la longevidad.

Verdaderamente creo en esa Fé de los grandes que tuvieron la posibilidad de llegar bien lejos en edad y creación literaria o de otros universos artísticos.

Ya le digo a mi amigo que la Universidad del Adulto Mayor, la mejora de la Calidad de Vida y muchas otros beneficios del estudio y el trabajo hacen que - “el 90 por ciento de sudor que suma al talento”, como dice Gabriel García Márquez, otro longevo maravilloso y aún en la creación- , sea lo que le dé a nuestras neuronas la plena vivacidad de los últimos años, que, si son como los de esas figuras reconocidas por la historia, valdrían la pena.

Además de la grandeza neuronal de la Loynaz, me gusta sentirme "En el jardín" de sus escritos, aunque lo puedo mudar con un link, prefiero dejar este recuerdo en mi página tomado de http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/Loynaz/obra.shtml y asistir a la 18 Feria Internacional del Libro Cuba 2009 para rendirle homenaje.

Este río de nombre musical
llega a mi corazón por un camino
de arterias tibias y temblor de diástoles (...)
El no tiene horizontes de Amazonas
ni misterios del Nilo, pero acaso
ninguno le mejore el cielo limpio
ni la finura de su pie y su talle (...)
Yo no diré que él sea el más hermoso (...)
¡Pero es mi río, mi país, mi sangre!


"Al Almendares", poema de intensa belleza sentimental, fusión emocionada de patria y naturaleza con la simplicidad de una corriente apacible.
Fiel exponente de la poesía pura, considerada figura de primera fila dentro del conjunto de escritores iberoamericanos, es Dulce María Loynaz una de las voces líricas más puras del arte poético cubano en este siglo y mito de las letras en esta parte del mundo. Su poesía posee una amplia gama de registros y llega a diversas sensibilidades. Nótese la sutileza de esta dupla versicular, en la que reside, sin embargo, todo un orbe de implicaciones:

¿Y esa luz?
Es tu sombra...

O reparemos en esta explosiva declaración de amor (o al amor) que es el poema LXI de los Poemas sin nombres:

En el valle profundo de mis tristezas, tú te alzas
inconmovible y silencioso como una columna de oro.
Eres de la raza del sol: moreno, ardiente y oloroso
a resinas silvestres.
Eres de la raza del sol, y a sol me huele tu carne quemada,
tu cabello tibio, tu boca oscura y caliente aún como brasa recién apagada por el viento.
Hombre del sol, sujétame con tus brazos fuertes,
muérdeme con tus dientes de fiera joven, arranca mis tristezas y mis orgullos, arrástralos entre el polvo de tus pies despóticos.
¡Y enséñame de una vez -ya que no lo sé todavía-
a vivir o a morir entre tus garras!

Serenidad luminosa, poesía musical, hallazgos de expresión inusitados, brillo de la palabra, poesía interior, como callada y meditativa, todo eso puede definir a nuestra autora, todo eso se nos revela en la lectura de sus textos, viaje a través de mares y de ríos, versos en los que percibimos el fulgor de nuestra isla... y el avatar de sus criaturas, al ser, ella misma, especial criatura de isla.

Rodeada de mar por todas partes,
soy isla asida al tallo de los vientos...
Nadie escucha mi voz, si rezo o grito:
Puedo volar o hundirme... Puedo, a veces,
morder mi cola en signo de Infinito.
Soy tierra desgajándome... Hay momentos
en que el agua me ciega y me acobarda,
en que el agua es la muerte donde floto...
Pero abierta a mareas y a ciclones,
hinco en el mar raíz roto.
Crezco del mar y muero de él... Me alzo
¡para volverme en nudos desatados...!
¡Me come un mar batido por las alas
de arcángeles sin cielo, naufragados!

Igualmente, logra concitar una maravillosa riqueza de matices, situaciones y acordes espirituales. Quiero ejemplificar la nostalgia o la melancolía o el desamor, con estos versos desolados del poema "Viajero":

Yo soy como el viajero
que llega a un puerto y no lo espera nadie:
soy el viajero tímido que pasa
entre abrazos ajenos y sonrisas
que no son para él...
Como el viajero solo
que se alza el cuello del abrigo
en el gran muelle frío...

Fueron innumerables las condecoraciones, reconocimientos y homenajes que mereció esta autora. Pero no quiero dejar de mencionar el hecho de que en 1992 en Curazao, durante el III Congreso de Mujeres del Caribe, fue seleccionada como la poetisa más distinguida de la región en el siglo veinte. Finalizo rememorando su más alto logro literario, el Cervantes, premio que la instaló nuevamente, ya en el ocaso de su vida, en los planos más estelares del mundo literario iberoamericano. Casi hasta el final de sus días mantuvo una fructífera actividad intelectual.

Aquí termino con una frase también de Dulce Ma.: "Yo seré como el Río, que se despeña y choca, y salta y se retuerce . . . !Pero llega al mar!

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