María de los Ángeles Polo Vega
Quiero presentar a esta periodista de la radio y editora, por su manera peculiar de trabajar en la sensibilidad humana, la poesía, los festivales internacionales de poesía, el trabajo en la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC; desde la Emisora COCO _ CMCK, El periódico del aire, con la ternura de su voz en el programa "El valor de los años" y desde muchos espacios en los que aflora su sentir y pensar siempre amigable y cariñoso. !Felicidades por su trabajo y perseverancia!
La presento a través de su trabajo sobre Eduardo Galeano en http://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=330000757023358&id=107429495947153 : (Digamos que ella, Maripolo y Nuria Aguilera Zayas, otra periodista aparecen por ahí siempre con ese abrazo oportuno y cariñoso cuando más falta nos hace.
Gracias a ambas y espero que mi abrazo les sirva tanto como el de ellas a mis momentos. El homenaje también en sus hijos y familia. A Josue http://www.facebook.com/josueapolo?ref=ffa , otro de mis hijos.)
Eduardo Galeano, un eterno seductor…
Por María de los Ángeles Polo Vega (Maripolo)
El intelectual uruguayo Eduardo Galeano está por estos días compartiendo con sus lectores en Cuba, esos que siempre hemos admirado al autor de Las venas abiertas de América Latina, Memorias del Fuego; Espejos, una historia casi universal y El libro de los Abrazos, una obra inolvidable, llena de ironía, gracia y belleza, donde el autor juega todas sus cartas por el hombre y su dignidad. ¿ Prosas poéticas?,¿ poemas en prosa? Soy incapaz de definirlos. Solo sé que su autor es un seductor incorregible que nos enamora con palabras. Algunos de esos abrazos suyos son los que hoy yo comparto contigo: El mundo Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. El mundo es eso- reveló-.Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. NO hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno que ni se entera del viento y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. Otro de sus fabulosos abrazos está en Definición del Arte. ortinari no está- decía Portinari. Por un instante asomaba la nariz, daba un portazo y desaparecía. Eran los años 30, años de cacería de rojos en Brasil, y Portinari se había exiliado en Montevideo. Iván Kmaid no era de esos años, ni de ese lugar; pero mucho después, él se asomó por los agujeritos de la cortina del tiempo y me contó lo que vio: Cándido Portinari pintaba de la mañana a la noche, y de noche también. -Portinari no está-decía. En aquel entonces, los intelectuales comunistas del Uruguay iban a tomar posición ante el realismo socialista y pedían la opinión del prestigioso camarada. .-Sabemos que usted no está, maestro-le dijeron , y le suplicaron: -Pero, ¿ no nos permitiría un momento. Un momentito. Y le plantearon el asunto. -Yo no sé- dijo Portinari. Y dijo: -Lo único que yo sé, es esto: el arte es arte, o es mierda. De su libro de Los espejos, ese del que que ha compartido por estos días fragmentos con los lectores cubanos , también quiero ilustrarlo con solo este pasaje que se titula : Fidel Sus enemigos dicen que fue rey sin corona y que confundía la unidad con la unanimidad. Y en eso sus enemigos tienen razón. Sus enemigos dicen que si Napoleón hubiera tenido un diario como el «Granma», ningún francés se habría enterado del desastre de Waterloo. Y en eso sus enemigos tienen razón. Sus enemigos dicen que ejerció el poder hablando mucho y escuchando poco, porque estaba más acostumbrado a los ecos que a las voces. Y en eso sus enemigos tienen razón. Pero sus enemigos no dicen que no fue por posar para la Historia que puso el pecho a las balas cuando vino la invasión, que enfrentó a los huracanes de igual a igual, de huracán a huracán, que sobrevivió a seiscientos treinta y siete atentados, que su contagiosa energía fue decisiva para convertir una colonia en patria y que no fue por hechizo de Mandinga ni por milagro de Dios que esa nueva patria pudo sobrevivir a diez presidentes de los Estados Unidos, que tenían puesta la servilleta para almorzarla con cuchillo y tenedor. Y sus enemigos no dicen que Cuba es un raro país que no compite en la Copa Mundial del Felpudo. Y no dicen que esta revolución, crecida en el castigo, es lo que pudo ser y no lo que quiso ser. Ni dicen que en gran medida el muro entre el deseo y la realidad fue haciéndose más alto y más ancho gracias al bloqueo imperial, que ahogó el desarrollo de una democracia a la cubana, obligó a la militarización de la sociedad y otorgó a la burocracia, que para cada solución tiene un problema, las coartadas que necesita para justificarse y perpetuarse. Y no dicen que a pesar de todos los pesares, a pesar de las agresiones de afuera y de las arbitrariedades de adentro, esta isla sufrida pero porfiadamente alegre ha generado la sociedad latinoamericana menos injusta. Y sus enemigos no dicen que esa hazaña fue obra del sacrificio de su pueblo, pero también fue obra de la tozuda voluntad y el anticuado sentido del honor de este caballero que siempre se batió por los perdedores, como aquel famoso colega suyo de los campos de Castilla.
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