José Martí
Les prometo volver al Apóstol con más, pero ahora sólo quiero compartir algo pequeño y lindo que encontré en una vieja edición sobre Martí de Jorge Mañach:
Nada mejor puede dar
quien, sin patria en que vivir,
ni mujer por quien morir,
ni soberbia que tentar,
sufre y vacila, y se halaga
imaginando que, al menos
entre los públicos buenos,
amor con amor se paga.
Mañach cuenta sobre la noche del estreno de Amor, con amor se paga frente al México literario y por supuesto el buen público le pagó con largos aplausos.
Algunos se van por la historia surgida de Concha Padilla, la hermosa actríz mexicana, en esta presentación de aquella época o en la obra literaria que se mostraba por primera vez y da una dramaturgia, otra, de nuestro Apóstol. Para mí el mayor tesoro, conózcase por donde se conozca, de llegar a Martí, es el empeño que penetra en el lector de ahondar en esas letras ricas, llenas de enseñanzas, polémicas; instigadoras, para aquel que quiere conocer de todo, pues de todo habló él.
A Martí se le conoce por sus aportes en muchos frentes: la valía de su literatura, de sus aportes literarios; de su previsión política, que tanto da a nuestra historia y al partido desde su creación, él como fundador, a nuestras luchas de Independencia. Lo cierto es que siempre se gana, y en mucho. Así que es una sugerencia del iceberg martiano, para nada frío, pero sí profundo e inmenso, cuando uno roza un verso, indaga y comienza; ya no se puede parar , es infinito el saber de que nos nutre . . .
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